
Mire, a través de la cortina, durante mas de media hora su ventana. Me parecía extraño que todavía no se hubiera levantado, que ni siquiera hubiera visto su reflejo por el cristal de la puerta de la cocina, no haber intuído su silueta por la ventana del salón, y no haber visto a Guni, su gato subirse sobre el piano como cada mañana.
Se que era un día extraño y que tal vez fuese normal que ella estuviese metida en la cama sin ganas de asomar a este día tan triste.
La verdad es que fue difícil para todos aquella mañana cuando despertó el pueblo por el ruido de los coches y los gritos de la gente, que anteriormente fueron alarmados por los de Angela.
Ella salía como cada mañana después de levantarse y pasar ante mis ojos por el cristal de la puerta de la cocina, la ventana del salón y ver a Guni, su gato, subirse al piano siguiendo su rastro. Se disponía, como cada día, para ir a la escuela infantil donde era maestra.
Anduvo por el camino que lleva a la escuela y en la primera curva, cuando empiezan a aparecer los primeros árboles del camino, se encontró a Santiago colgando de un árbol.La soga le apretaba el cuello, su lengua salía por un lateral de su boca, los ojos también salian de sus órbitas y su rostro moraduzco se grabó en su retina.
Santiago se había ahorcado y Angela fue la primera en verle en aquella tesitura.
Ayer tampoco la vi, ni noté moviento en su casa. Hoy es domingo, domingo lluvioso y no noto nada en su casa, es que como si hubiera desaparecido.
Imagino que todo es cuestión de tiempo. Seguire un rato mas en la ventana, espero verla sino mañana la llevare un pedazo de pastel de manzana que cocinare con la excusa de poder ir a verla y saber que todo va bien.