
Estoy esperándole en la puerta del restaurante. Estoy bastante nerviosa, no paro de beber agua de la botellita que siempre llevo en el bolso. Los labios también se me quedan resecos, otra vez a echarme vaselina.
Ya le veo venir, intentare respirar cien veces antes de que este demasiado cerca de mi que note mi taquicardia.
- Hola, que tal. Llevas mucho tiempo esperando?
- Bien. No acabo de llegar
- Es que se me ha escapado el autobús…Entramos
Su brazo abre la puerta y entro detrás de él viendo su pelo bajando por la nuca, observándole desde abajo porque es bastante mas alto que yo.
Nos sentamos en una mesa en un rincón, lejos de la puerta y las ventanas. Yo por un momento me creo que estoy sola con él, ya que las mesas contiguas están vacías y sólo oigo su voz. Me embeleso escuchándole y mirando sus labios carnosos pronunciando cada sílaba.
- Pu-es a-yer lla-me a el- se-ñor que te di-je pa-ra lo del pi-so….-
Estaba deseando abalanzarme sobre él y besarle despacio el cuello, parecía tan suave y yo no quería perder ese detalle. Bajaría mis manos por su pecho y me enredaría en el poco pelo que suponía que debía tener.
Intentaba concentrarme en su conversación pero era difícil cuando el pensamiento que mas se me aparecía era verle desnudo junto a mi acariciándome el cuerpo.
Me imaginaba los botones de su pantalón desabrochándose pausadamente mientras yo apenas podía tragar saliva. Imaginaba sus piernas fuertes y sus brazos poderosos alzándome en el aire para llevarme a la cama. Yo estaría nerviosa pero no intentaría ocultar mis defectos, su belleza me derrumbaba.
Besaría cada sílaba en su boca y bebería de sus labios una y otra vez. Besando otra vez su cuello, su pecho, sus brazos, su ombligo, su pelvis, su pene, sus muslos… sin cansarme.
El me acariciaría según bajase por su anatomía hasta volver a subir a su boca de caramelo y notarle por fin dentro de mi.
- La cuenta, por favor. Estás muy callada.
- Nada, es que … he tenido mucho curro esta semana y … tengo la cabeza allí, aquí.. en fin maldito trabajo.
Ya le veo venir, intentare respirar cien veces antes de que este demasiado cerca de mi que note mi taquicardia.
- Hola, que tal. Llevas mucho tiempo esperando?
- Bien. No acabo de llegar
- Es que se me ha escapado el autobús…Entramos
Su brazo abre la puerta y entro detrás de él viendo su pelo bajando por la nuca, observándole desde abajo porque es bastante mas alto que yo.
Nos sentamos en una mesa en un rincón, lejos de la puerta y las ventanas. Yo por un momento me creo que estoy sola con él, ya que las mesas contiguas están vacías y sólo oigo su voz. Me embeleso escuchándole y mirando sus labios carnosos pronunciando cada sílaba.
- Pu-es a-yer lla-me a el- se-ñor que te di-je pa-ra lo del pi-so….-
Estaba deseando abalanzarme sobre él y besarle despacio el cuello, parecía tan suave y yo no quería perder ese detalle. Bajaría mis manos por su pecho y me enredaría en el poco pelo que suponía que debía tener.
Intentaba concentrarme en su conversación pero era difícil cuando el pensamiento que mas se me aparecía era verle desnudo junto a mi acariciándome el cuerpo.
Me imaginaba los botones de su pantalón desabrochándose pausadamente mientras yo apenas podía tragar saliva. Imaginaba sus piernas fuertes y sus brazos poderosos alzándome en el aire para llevarme a la cama. Yo estaría nerviosa pero no intentaría ocultar mis defectos, su belleza me derrumbaba.
Besaría cada sílaba en su boca y bebería de sus labios una y otra vez. Besando otra vez su cuello, su pecho, sus brazos, su ombligo, su pelvis, su pene, sus muslos… sin cansarme.
El me acariciaría según bajase por su anatomía hasta volver a subir a su boca de caramelo y notarle por fin dentro de mi.
- La cuenta, por favor. Estás muy callada.
- Nada, es que … he tenido mucho curro esta semana y … tengo la cabeza allí, aquí.. en fin maldito trabajo.