
Llueve la calma y asi feliz dormido,
aparezco en tus brazos como un niño.
Nada sin ti digo y apenas en ti vivo
porque las luces marchan por el camino,
donde tu y yo desaparecimos.
Nadie nos encuentra, nadie, no existimos
y caminamos felices por el mundo
que otros nos arrebatan de un soplido.
Ya siempre junto a ti escribo,
de ti no me separo, siempre unidos.