martes, 15 de enero de 2008

Anita y el fracaso

Anita se levanta todas las mañanas, temprano. Calienta el café a su marido y le despide amable y atenta en la puerta del ascensor.

Se recoge el pelo y despierta a los niños con amor, porque sabe que es asi como ha de tratar a los demás. Los niños la gritan, patalean, protestan... pero acaban levantándose cuando ella sube la persiana.
Prepara el desayuno, el suyo tambien aunque ya desayunó con Manuel. Se viste, los viste y los lleva al colegio. Los deja en la puerta y va a por la compra. Vuelve a casa hace las labores, que la llevan toda la mañana, hace la comida. Come sola, porque todos estan en sus quehaceres diarios. Se toma un café, la primera vez junto con la comida que se sienta en el día, y mira un poco de la novela interminable de amor que siempre ve. Recoge la mesa, friega los cacharros y se prepara para ir a buscar a los niños. Prepara meriendas, revisa ejercicios, pregunta lecciones, prepara la cena y espera sonriente y complaciente a Manuel, que esta al caer y le gusta que la cena esté caliente, aunque él también lo esté porque lleva dos horas en el bar. Pero no importa, en la oficina todos los días son duros.

Todos estan cansados asique no tienen que ganas de hablar, normal todo el dia trabajando... Manuel no tiene ganas de nada, ya me entiendes. Asique se va a la cama, mientras Anita recoge la mesa, sin decir casi ni mú. Un "hasta mañana" entre dientes que casi es ya un ronquido porque cuando Anita ha podido ir a dormir asi se encontraba él, roncando como un cerdo.

Otro día, suena el despertador, pone el café, despide a su marido, despierta a los niños, comida, meriendas...

- Ven hijo, que te ayudo con los deberes.

- Ya he acabado. Me queda esta pregunta: ¿ En qué trabaja tu madre? En nada, mi madre no trabaja